Galicia enfrenta la muerte masiva de mariscos a las puertas de la Navidad
En Galicia, primera región exportadora de productos del mar en Europa, la elevada mortandad de berberechos y almejas ha encendido la alarma entre los 4.000 mariscadores que se ganan la vida con esta actividad, cuando llegan las festividades navideñas.
"En 42 años que llevo mariscando nunca he visto un año tan malo como este", se queja Juana María Martínez, con las manos enfundadas en guantes de plástico para realizar su labor, ante el elevado número de moluscos muertos en la pequeña playa de Illa de Arousa, en Galicia (noroeste de España).
En este pueblo de 5.000 habitantes ubicado cerca de Santiago de Compostela, se oyen frases como esa entre las mariscadoras, quienes se ganan la vida recogiendo mariscos en las playas de esta región.
"En todas partes tienen el mismo problema que nosotros. No tenemos nada. La campaña de Navidad es un fiasco total", dice Carmen Suárez, mientras muestra fotos de mariscos muertos en su teléfono.
A su alrededor, decenas de mujeres faenan en una playa azotada por el viento, removiendo la arena con palas para extraer los preciados mariscos, una actividad históricamente realizada por mujeres, inscritas en cooperativas encargadas de regular la recogida.
Según las cooperativas, la mortalidad ha alcanzado en las últimas semanas entre el 60 y el 80% en determinadas playas y rías, lugar predilecto de berberechos y almejas, moluscos que prefieren los fondos fangosos y que son muy apreciados por los españoles, sobre todo durante las celebraciones navideñas.
La hecatombe tiene como origen la anormal baja salinidad del agua, debido a las fuertes precipitaciones que cayeron en octubre y noviembre en la región, pero también la inusual alta temperatura del mar en un año que ha estado marcado por varias olas de calor.
"Lo que nos dicen los científicos es que el calentamiento del aire, el calentamiento de las aguas, la polución, están incidiendo directamente en que el marisco esté más débil, crezca menos, y que cualquier efecto como la lluvia, el agua dulce, acabe con él", explica Sandra Amézaga, mariscadora de 57 años.
La preocupación cunde en el sector, donde 4.000 personas dependen de esta actividad.
"Hay toneladas y toneladas de mariscos muertos", si bien "las cifras cambian mucho de un banco al otro", detalló a la AFP un portavoz de la Federación gallega de asociaciones de pescadores.
Consciente del problema, el responsable de asuntos marítimos del gobierno regional de Galicia, Alfonso Villares, se comprometió a finales de noviembre a pedir al Estado español que declare el estado de emergencia para las zonas afectadas.
"Es una situación completamente excepcional", afirmó, comprometiéndose durante una sesión del Parlamento regional "a tomar las medidas que sean necesarias" para ayudar al sector.
L.Amato--IM