Las Fuerzas Armadas, el argumento de peso de Vladimir Putin
Apostadas en las fronteras ucranianas o desplegada en maniobras militares, las Fuerzas Armadas rusas, modernizadas a un gran costo y curtidas en combates, pueden alardear de causar impresión a Occidente, aunque no baste para imponer las exigencias de Moscú.
Durante semanas, hasta el anuncio de una primera retirada el martes, las fuerzas rusas habían aumentado sus tropas y sus capacidades en las fronteras de Ucrania, desencadenando temores de una invasión inminente del vecino prooccidental.
La demostración fue tal que Estados Unidos prefirió abandonar su embajada en Kiev sin que un solo soldado ruso hubiera cruzado la frontera.
Imágenes en redes sociales dan testigo de decenas de tanques parados en la nieve, a algunas decenas de kilómetros de los límites de Ucrania, o de interminables trenes transportando radiantes carros nuevos en cada uno de sus vagones.
Incluso más al oeste, justo al norte de Ucrania, el mismo ejército muestra sus capacidades en acción: lanzamisiles que se disparan al unísono, soldados con traje de camuflaje blanco moviéndose con sus kalashnikov, aviones de combate patrullando la frontera...
Y en el mar Mediterráneo y el mar Negro son navíos de combate y submarinos quienes navegan a las puertas de la Unión Europea.
Como en cada crisis con Occidente, Rusia no ha dudado en mostrar músculo de un ejército que, tras años de errancia postsoviética, se ha modernizado a golpe de talonario y se ha curtido en Siria.
- Operaciones exitosas -
Con unas 900.000 tropas en servicio activo, está equipado de armas a la última tecnología como los sistemas antiaéreos S-400 y los misiles de crucero Kalibr. También dispone de cohetes supersónicos alabados como "invencibles" por Vladimir Putin y capaces de superar el escudo antimisiles instalado por Estados Unidos en Europa Oriental.
Reconstruidas tras años de infrainversión y de corrupción, las fuerzas rusas no tienen nada que ver con aquellas en harapos que trataban de aplacar los rebeldes chechenos en los años 1990.
"Los esfuerzos de modernización en los últimos diez años fueron necesarios para la supervivencia misma del ejército ruso", señala el experto militar Vasili Kashin, experto militar de la Alta Escuela de Economía de Moscú.
"Hubo que cambiar gran parte de los equipos, reconstruir el ejército (...) y esto se hizo en un tiempo récord", indica.
Además, sus nuevas capacidades fueron demostradas con éxito en escenarios extranjeros como Siria, donde sus bombardeos permitieron recuperar gran parte del país al régimen de Bashar al Asad, o la ucraniana península de Crimea, anexionada por Moscú con el despliegue de fuerzas especiales y sin disparar una sola bala.
- "Superioridad" estadounidense -
Esta demostración de fuerza, que acompaña sistemáticamente la reivindicación de los intereses rusos en la escena internacional, aparece como el único verdadero instrumento de presión de Moscú frente a Occidente.
Si Rusia suministra parte importante del gas necesario en el resto de Europa, no puede hacer uso de esta herramienta sin privarse de importantes ingresos.
Al revés, Moscú sufriría si se ve cortada de los mercados financieros y del dólar como han amenazado los países occidentales ante la crisis ucraniana.
Además, la modernización ha privado de fondos los esfuerzos de diversificación económica, las grandes obras de infraestructuras y las políticas sociales, sectores que requieren reformas urgentes.
En el plano militar, el ejército ruso, ciertamente impresionante, no rivaliza todavía en cuanto a armas convencionales con Estados Unidos.
Según Kashin, Rusia sería capaz de "resistir un cierto tiempo" pero Washington conserva una "superioridad militar muy importante". Además, un conflicto con la OTAN lleva el riesgo de una "escalada incontrolable y de un desborde de la guerra en una fase nuclear".
El mismo Putin ha evocado este escenario catastrófico.
"Si Ucrania ingresa en la OTAN y recupera militarmente Crimea, los países europeos estarán automáticamente arrastrados a un conflicto militar con Rusia", dijo el dirigente, señalando que su país era "una de las principales potencias nucleares".
Una guerra así "no tendría vencedor", advirtió.
B.Agosti--IM