Los gobiernos ya no pueden ocultar la "sórdida realidad" en materia de DDHH
Los gobiernos "siempre se ven tentados de violar los derechos" de sus pueblos, pero gracias al ahora "más poderoso" movimiento de derechos humanos al menos ya no pueden ocultar más esta "sórdida realidad", dijo Kenneth Roth en momentos en que se prepara a abandonar el liderazgo de Human Rights Watch (HRW).
Roth, director ejecutivo de la ONG desde 1993, un cargo que dejará a fin de mes, habló con la AFP de sus tres décadas de lucha "interminable", con altibajos, victorias y derrotas.
"Creo que la gran tendencia en los últimos 30 años es que el movimiento de derechos humanos se ha profundizado y fortalecido", afirmó durante una entrevista en su apartamento de Nueva York.
"Hoy casi todos los países que visito tienen activistas de derechos humanos, ¿Significa eso que las violaciones desaparecen? Por supuesto que no. Los gobiernos siempre se ven tentados de violar los derechos humanos", señaló, mencionando las acciones de China contra los uigures en Xinjiang, las de Rusia en Ucrania o países y regiones "desatendidos" como Tigré, en Etiopía, o Yemen.
Pero gracias a este movimiento ahora es "casi imposible que un gobierno oculte sus abusos, especialmente en la era de las redes sociales, donde todos tienen un teléfono inteligente".
"Marcando las distancias entre el fingimiento y la sórdida realidad podemos presionar", aseguró.
Al echar una mirada retrospectiva sobre las últimas tres décadas, Roth piensa que ha habido "enormes cambios, algunos para mejor, otros para peor".
Por un lado, destacó el nacimiento de democracias en Europa del Este y América del Sur, y por otro fustigó a "los recalcitrantes", entre ellos los países de "Oriente Medio y el norte de África, que prácticamente no han evolucionado".
En cuanto a Rusia y China, tras una "evolución positiva con cierta apertura", "están retrocediendo; Rusia hacia la era soviética, China cada vez más cerca de un gobierno al estilo de Mao", dijo.
- "Avergonzarlos" -
"Es una batalla, una batalla sin fin", subrayó este ex abogado que ahora se dedicará a escribir un libro para explicar las estrategias de presión sobre los gobiernos para que "resistan la tentación de oprimir a su pueblo".
"Como mínimo, uno puede hacer que sientan vergüenza, colocarlos contra la cuerdas. Pero también puede pedir a los gobiernos aliados de todo el mundo que ejerzan su influencia".
Quienes cometen las violaciones a los derechos humanos "siempre tienen algo a lo que no quieren renunciar: una ayuda militar, un contrato comercial, una invitación a una cumbre chic", o aspiran a defender su "reputación" en la escena internacional, ejemplificó para ilustrar su estrategia.
"A veces hemos logrado cambiar la relación costo-beneficio para que un gobierno considere que no le vale más la pena violar los derechos humanos. Pero a veces fallamos. Es inevitable", reconoció el activista.
"No estoy afirmando que convirtamos a estos líderes en buenos tipos. A menudo, lo único que les importa es permanecer en el poder".
Si bien establece una diferencia entre las "dictaduras brutales" y los gobiernos democráticos, Roth no se hace ilusiones: "Ningún país tiene un historial limpio en materia de derechos humanos", apuntó.
F.Laguardia--IM