La gestión del agua hace bullir la campaña electoral en España
Una polémica por el futuro de Doñana, un importante parque natural español amenazado por la agricultura intensiva, ha hecho de la gestión del agua uno de los temas calientes de la campaña para las elecciones municipales del 28 de mayo.
España, con recursos hídricos cada vez más escasos y necesidades mayores de riego, enfrenta "una situación insostenible", resume Felipe Fuentelsaz, de la antena española del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF).
Esta emblemática reserva de Andalucía (sur), que con sus dunas y lagunas solía albergar enormes colonias de aves que migraban de Europa a África, ahora escasas, "está en un estado crítico", lamenta Fuentelsaz.
Según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el 59% de las lagunas de esta zona catalogada como patrimonio de la humanidad por la Unesco están secas, y el problema puede empeorar hasta volverse irreversible.
En este contexto, el Partido Popular (PP, derecha), en el poder en Andalucía, presentó a principios de marzo un proyecto de ley, apoyado por la extrema derecha, destinado a regularizar los cultivos ilegales de frutos rojos en los alrededores del parque.
Para WWF, esto podría suponer la legalización de 1.500 hectáreas de cultivos, en su mayoría irrigadas por pozos clandestinos, en la provincia de Huelva, que produce el grueso de las fresas en España.
- Por "un puñado de votos" -
El proyecto responde a una "petición legítima" de los agricultores para "resarcir un daño", asegura Manuel Andrés González, diputado del PP por Huelva.
En 2014, la región, entonces gobernada por los socialistas, regularizó 9.000 hectáreas para ordenar el cultivo de fresas, después de años de auge anárquico, pero "cientos de agricultores se quedaron fuera del plan", apunta González.
Un argumento rechazado por Rocío del Mar Castellano, alcaldesa izquierdista de Almonte, localidad en el corazón de Doñana.
"Casi ya no hay agua. ¿Cómo vamos a ampliar la superficie regable? El PP está vendiendo humo para conseguir un puñado de votos", critica.
Al acercarse las municipales y regionales del 28 de mayo, que se presentan como la antesala de unas reñidas generales de finales de año, el tema ha provocado cruces de palabras entre el presidente de gobierno, el socialista Pedro Sánchez, y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo.
"Doñana no se toca, es patrimonio de todos los españoles", lanzó Sánchez, denunciando un "negacionismo climático" de la derecha.
Un mensaje que ha enviado también Bruselas, que ha advertido con sanciones a España por el deterioro de Doñana.
Esta "joya medioambiental no es de Pedro Sánchez", replicó Núñez Feijóo, quien acusó al presidente del gobierno de azuzar la polémica para ocultar su inacción en materia de gestión del agua.
Si la derecha gana las elecciones a finales de año, traerá "el agua a donde no la hay", prometió.
- "Afrontar la realidad" -
Sin renunciar a su proyecto, el PP ha dicho estar abierto a retocarlo.
"Sánchez nos ataca con fines electorales", dice Manuel Andrés González, alegando que "no todos" los diputados socialistas "se oponen al texto".
Para Pablo Simón, politólogo de la Universidad Carlos III de Madrid, a Pedro Sánchez le conviene incidir en el tema medioambiental ya que "lo devuelve al eje que le conviene, un eje derecha-izquierda, un eje en el que tiene más que ganar que perder".
Pero para los ecologistas, responde por igual a una toma de conciencia.
"El cambio climático se está haciendo cada vez más palpable" y "la política de aguas en nuestro país ha mostrado sus limitaciones", considera Julia Martínez, directora técnica de la Fundación Nueva Cultura del Agua.
Ante la sequía histórica que ahoga al país, el gobierno anunció la semana pasada 1.400 millones de euros para construir infraestructuras destinadas a desalinizar agua de mar o reutilizar aguas residuales para riego.
De hecho, un 80% de los recursos de agua dulce de España son utilizados por los agricultores, grandes exportadores de frutas y hortalizas.
"Algunos no quieren afrontar la realidad, pero no podemos seguir siendo la huerta de Europa, esa huida hacia adelante es irresponsable", señala Julia Martínez, que pide reducir drásticamente las superficies irrigadas para evitar un "colapso hidrológico".
Un riesgo latente en Doñana.
"Tenemos que escuchar a los científicos" y no "jugar con fuego", zanja Rocío del Mar Castellano. "El cultivo de fresas es importante, pero si ya no hay agua aquí, ya no hay nada de fresas", concluye.
J.Romagnoli--IM