Cannes invoca la buena estrella de los chefs para renovar su oferta gastronómica
Desde el argentino Mauro Colagreco a la mesa legendaria del jurado en el hotel Martínez, Cannes se esfuerza para atraer a los chefs estrella y renovar su propuesta gastronómica.
La reputación en el festival de cine más importante del mundo era que se comía rápido, caro y mal, entre dos citas para cerrar compras de películas o contratos de producción.
Pero la renovación también llegó a los restaurantes de esta ciudad de la Costa Azul francesa que además es un destino de lujo el resto del año.
Mauro Colagreco se estrenó el primer día del certamen en el lugar más concurrido de Cannes, la Terrasse d'Albane, en la azotea del hotel JW Marriott, con una vista espectacular sobre la bahía y la playa.
Invitado a pilotar los fogones de la terraza, donde cada noche se divierten las estrellas a salvo de los paparazzi, Colagreco propone una cocina ultralocal, de productos frescos del mar, su conocida flor de calabacín rellena y postres de su infancia argentina, como el flan al dulce de leche.
Colagreco es el fundador del restaurante Mirazur, con tres estrellas Michelin, situado en Menton, cerca de Mónaco, que utiliza los productos de su propio huerto.
En la Terrasse d'Albane el reto es considerable. "Es necesario que los platos salgan rápido, la gente no tiene más de una hora por cita. A veces incluso tienen dos almuerzos. Van a tomar una entrada en otro lugar y el plato principal en mi restaurante. Es bastante intenso", explica en entrevista con la AFP.
"Siempre es un desafío orientarse en un lugar donde no se tiene puntos de referencia", añade.
Los clientes le piden selfis sin cesar. "Soy alguien a quien le gusta mantenerse con los pies en la tierra, no tengo ningún deseo de convertirme en un personaje, quiero seguir siendo Mauro", implora el chef.
- Un menú como un guión cinematográfico -
Jean Imbert, quien hace un año asumió la cocina del mítico hotel Martinez, presentó durante esta edición su nueva versión de La Palme d'Or, un restaurante gastronómico y temático en torno al cine.
"Conozco bien los trucos de Cannes", explica a la AFP Jean Imbert, quien no se ha perdido un festival desde la adolescencia.
"Cocinaba por aquí y por allá a cambio de un boleto para una película, me echaban de la alfombra roja y tenía que correr a comprar una pajarita a toda prisa", dice.
En este restaurante con otra terraza imponente, Imbert sirve un menú que es una zambullida en la bahía de Cannes: cabracho, gambones crudos, gravlax de salmonete con alioli y un limón helado de postre.
El menú se presenta como un guión anotado. En una pared de la terraza, detrás de una vitrina, los calzones de boxeador de la película "Toro salvaje", las gafas de Leonardo DiCaprio en "El lobo de Wall Street" o un ejemplar del guion de "ET".
- "Affogato" -
Productores, actores, directores, políticos, diplomáticos, estrellas de la televisión, de la moda y de las redes sociales encadenan durante quince días en Cannes comidas de negocios.
Y todos quieren que sean con vistas al mar. Pero la oferta es forzosamente limitada.
"Comí una pizza blanca con mariscos doblada como una calzone, no puede ser", dice riéndose a carcajadas uno de los invitados estrella de la Croisette, Gianmarci Gioni, tras aventurarse en uno de los decenas de restaurantes del centro de Cannes.
Los jóvenes parisinos del restaurante Vecchio, el dúo Gianmarco Gorni y Hubert "Hub" Niveleau, que se han establecido en el moderno Perchoir en París, aprovecharon la oportunidad cuando se les propuso crear una cocina temporal en una playa privada.
"La playa es un gran desafío: el equipo, el lugar, el público...", explica el chef italiano Gianmarco Gorni.
"La mayoría de los restaurantes que vienen aquí son marcas establecidas desde hace años, es un desafío imponer un nombre joven", que solo tiene seis meses de existencia, se alegra su socio.
En Vecchio, el cliente paga unos 100 euros (unos 110 dólares) por unos espaguetis con langosta, aunque hay una versión más accesible, con almejas.
Para las resacas, el chef recomienda su emblemática "pasta a la vodka", para "curar el mal con el mal" y el conocido "affogato" italiano, la bola de helado de vainilla que mezclada con un expreso te despierta para la próxima sesión de cine.
F.Laguardia--IM