La vuelta a clases en Birmania enfrenta a la junta militar con los opositores
Los estudiantes de Birmania comenzaron un nuevo año lectivo el jueves bajo la tensión de un país polarizado entre la junta militar que quiere proyectar una imagen de normalidad y los opositores que quieren boicotear la vuelta al colegio.
Los profesores -vestidos con los uniformes obligatorios verdes y blancos- fueron figuras prominentes en las masivas protestas contra el golpe militar de febrero del año pasado.
Pero más de un año después, la junta quiere tentar a los profesores que siguen en huelga ofreciendo a quienes no hayan cometido crímenes graves considerar su ausencia como una "baja sin sueldo".
Pero la vuelta a clases implica riesgos.
La junta militar enfrenta dificultades para sofocar la resistencia en varias partes del territorio y muchos funcionarios de bajo rango son considerados como colaboradores y son asesinados.
"Muchos de mis estudiantes se han unido a las Fuerzas de defensa del pueblo (PDF)", que surgieron para enfrentarse a los militares, dijo Wah Wah Lwin, de 35 años, una maestra de una escuela primaria del noroeste de la región de Sagaing.
Wah Wah Lwin afirma que fue obligada a dejar su pueblo después de que se negó a plegarse a la huelga de profesores el año pasado y fue acusada de ser una informante.
Ahora, durante sus clases ante unos 40 estudiantes en una escuela improvisada cerca de un monasterio, un miliciano afín a la junta custodia la entrada.
"Todavía estamos preocupados por las PDF (...) Ellos están amenazando a los maestros que no están en huelga", afirmó.
La oenegé Save the Children informó de 260 ataques contra escuelas entre mayo de 2021 y abril de este año.
El jueves en la capital Naipyidó los padres llegaron a pie o en moto a dejar a los niños a las atestadas puertas de una escuela.
El director, que prefirió no ser identificado, dijo que hubo un 30% más de inscripciones con respecto al año pasado.
"No estamos tan preocupados por la seguridad en Naipyidó en relación a otras regiones", dijo, agregando que "las fuerzas de seguridad" vigilan los alrededores de la escuela.
- "No podemos seguir esperando" -
Moe Aye un profesor en la capital económica del país, Rangún, sigue en huelga. Este jueves hubiera cumplido diez años como enseñante.
"Echo de menos usar el uniforme blanco con verde", contó a la AFP.
Moe Aye afirmó que ahora es más feliz impartiendo clases de forma privada a niños cuyos padres prefieren mantenerlos lejos de las escuelas controladas por la junta militar.
Otros profesores que apoyan el boicot dan lecciones por video mediante aplicaciones como Telegram.
Pero en algunas regiones las autoridades cortan habitualmente el acceso a internet y con estos apagones, las clases online pueden ser dispersas y frustrantes.
Muchos padres que se oponen a los militares están preocupados por las consecuencias para sus hijos de otro año sin clases.
"No quiero que mis hijos que queden atrás mientras otros envían a sus hijos a escuelas internacionales", contó a la AFP una madre en Rangún, que pidió permanecer en el anonimato.
Aunque teme las recriminaciones de sus vecinos y de sus amigos o incluso un ataque contra la escuela, afirma que "no tiene otra opción".
Para otra pareja en la misma ciudad, la duda sobre si enviar o no a la escuela a su hija de 12 años ha sido un tema de discusión.
"Yo no quiero mandar a mi hija a la escuela, pero mi marido prevaleció", relató la mujer que tampoco quiso ser identificada.
"Él dice que no podemos seguir esperando", contó.
A.Uggeri--IM