Ante la comercialización de datos en internet, la opción de la transparencia
Cuando la artista francesa Albertine Meunier descubrió en 2006 que Google almacenaba su historial de búsquedas, decidió contraatacar con sus propias armas: publicar toda esa masa ingente de información, en forma de libro.
"En esa época, en 2006, era difícil acceder a sus propios datos, así que lo que hacía era copiar y pegar incesantemente", recuerda Meunier en entrevista con la AFP en una pequeña galería en el centro de París.
Dieciséis años después, el panorama ha cambiado, y Google propone a cualquier usuario interesado utilizar su servicio TakeOut para descargar sus datos y su navegación, que el gigante estadounidense guarda en sus servidores.
Solicitar una copia automática de esos datos y recibirla, vía correo electrónico, puede llevar horas o incluso días, comprobó la AFP.
Meunier lleva ya tres libros publicados con sus búsquedas Google, y acaba de inaugurar una exposición en París (abierta hasta el 14 de enero) en la que ha empapelado literalmente todas las paredes de su galería con esas búsquedas.
Esta artista digital francesa, en activo desde 1998 y una de las pioneras en utilizar NFT (certificados digitales) para sus obras, reconoce que el interés que pueda tener la lectura de esas búsquedas es escaso.
"Es algo muy, muy aburrido. Para empezar, porque la vida de cualquiera es bastante aburrida", explica con una sonrisa.
Su iniciativa más bien busca la reflexión del espectador de esas filas inacabables de nombres, sitios web o direcciones de Google maps.
"Lo que leemos a menudo en [el mundo] digital es que los datos son personales, que hay que garantizar absolutamente esa privacidad entre tú y esos servicios web", explica.
Pero "de hecho, el valor de todas esas compañías es la compilación de tus propios datos", añade.
"Si todo el mundo empezara a publicar sus datos de forma pública, poco a poco, podrías destruir el valor sobre el que se basan esas compañías", dice.
- El desplome de los NFT -
Además de artista, Albertine Meunier colecciona NFT, esos controvertidos certificados no fungibles que están vinculados a las obras de arte digitales.
El desplome de las criptomonedas, y el escándalo de la quiebra de la plataforma FTX, ha dejado muy maltrecho al sector.
El mercado de los NFT experimentó una caída del 77% en el tercer trimestre del año, y una pérdida neta de 450 millones de dólares, la primera desde la aparición de este volátil sector, según el sitio especializado NonFungible.
Esas perspectivas no asustan a Meunier, a pesar de que reconoce que su portafolio de obras digitales coleccionadas en los últimos años ha perdido mucho valor.
"La especulación en el fondo solo benefició a una cierta clase" de artistas, asegura. "Pero el NFT es una forma de apoyo" a los artistas, enfatiza.
Los NFT nacieron como una herramienta para que un artista visual percibiera automáticamente una comisión cada vez que una de sus obras es revendida, por primera vez en la historia.
Según NonFungible, las reventas han caído un 84% en el segundo trimestre.
"Se nota (la caída), por supuesto. Pero yo continúo coleccionando y militando", explica Meunier.
La crisis provocó que algunas plataformas de NFT, como LooksRare, anunciaran que no iban a obligar a los compradores a entregar ese porcentaje de reventa a los creadores.
Esa maniobra ha generado protestas de artistas, básicamente en Estados Unidos.
El mercado de los NFT vivió su apogeo en 2021. El artista Beeple llegó a vender en subasta su obra digital "Everydays" por 69,3 millones de dólares, lo que lo convirtió en uno de los tres creadores vivos más cotizados.
El sector está lejos de esas cifras astronómicas, pero para el empresario francés Pascal Gauthier, creador del portamonedas digital Ledger, los NFT tienen futuro por delante.
"La criptomoneda se adapta bien a todo lo que es raro, coleccionable, todo lo que nos gusta poseer, y el ser humano ama poseer", explicó en entrevista con la AFP.
O.Esposito--IM