Basura y aguas residuales amenazan la salud de los desplazados en Gaza
Montículos de basura pútrida y charcos de aguas residuales contaminadas aparecen cada vez más en los campamentos de palestinos desplazados en el sur de la Franja de Gaza, agravando los riesgos sanitarios para quienes huyeron de los ataques israelíes.
"Sufrimos los malos olores (...), las alcantarillas están infestadas de mosquitos que pican a la gente y transmiten infecciones", dice Sayed Rafic abu Shanab, que vive en esta localidad del sur del territorio palestino donde cientos de miles de gazatíes se han refugiado tras huir de los combates.
La ONU advirtió de una hambruna inminente en el territorio después de más de cinco meses de guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás.
En tanto, trabajadores humanitarios alertaron de que el deterioro de las condiciones sanitarias deja a los gazatíes en una situación aún más vulnerable.
"El saneamiento es uno de los factores clave en la crisis nutricional, la crisis sanitaria, y yo diría que también la inseguridad alimentaria", señaló Jamie McGoldrick, coordinador humanitario de la ONU para los territorios palestinos, en conferencia de prensa.
"La gente tiene hambre pero el hambre se agrava porque sus sistemas inmunitarios son afectados por las condiciones de vida. La gente vive en condiciones muy miserables y hacinadas", dijo.
La guerra en Gaza comenzó con el ataque sin precedentes de Hamás del 7 de octubre en el sur de Israel, que dejó unos 1.160 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en cifras oficiales israelíes.
La represalia israelí, dirigida a destruir a Hamás, ha matado al menos 31.726 personas, en su mayoría mujeres y niños, según el Ministerio de Salud en el territorio, controlado por Hamás.
La mitad de los gazatíes sufren niveles "catastróficos" de hambre, y se prevé que el norte del territorio enfrentará una hambruna para mayo a menos de que haya una intervención urgente, advirtió el lunes una evaluación de seguridad alimentaria apoyada por la ONU.
En Rafah, donde la población pasó de 300.000 a 1,5 millones desde octubre, según la ONU, la gente apenas sobrevive en espera de una posible tregua, evitando las crecientes montañas de basura en su búsqueda diaria de comida.
"No hay recolección de basura", dijo McGoldrick.
"Al lado de los campamentos, al lado de las carreteras, hay montañas de papeles, plástico, latas, restos de comida, etc", señaló.
- "Explosivamente peligroso" -
La deplorable situación sanitaria en Rafah y otros sitios de la Franja de Gaza ya provocó un brote de hepatitis A, una inflamación del hígado causado por un virus que se propaga con las heces, aunque no suele ser mortal.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, alertó en enero de que había 24 casos confirmados y "varios miles de personas con ictericia, al parecer debido a la hepatitis A".
Otras enfermedades podrían proliferar con el continuo deterioro de la situación, agregó.
"Las condiciones de vida inhumanas -casi sin agua limpia, inodoros limpios o un entorno limpio- facilitarán una mayor propagación de la hepatitis A y evidenciará lo explosivamente peligroso del entorno para la extensiones de enfermedades", afirmó en la red social X.
Hassan Mustafa, quien fue desplazado del norte de Gaza a Rafah, dijo a AFP que los crecientes riesgos sanitarios crean temor entre sus vecinos.
"Enfrentamos este sufrimiento a cada día, cada momento, y esperamos volver lo antes posible a nuestras vidas previas", expresó.
Pero McGoldrick advirtió que, sin una pausa en los combates, es poco lo que pueden hacer las agencias humanitarias para mejorar las cosas.
"Como las plantas de energía no funcionan y porque (...) los sistemas de agua y saneamiento están rotos o necesitan reparación, no tenemos cómo convertir esto en algo mejor que la situación actual", admitió.
L.Bernardi--IM