Con Ucrania, los vestigios suizos de la Guerra Fría vuelven a ser tendencia
La invasión rusa de Ucrania también despertó temores en Suiza, donde cada habitante tiene un lugar seguro en refugios subterráneos de hormigón, una práctica heredada de la Guerra Fría que vuelve a ser tendencia.
Esos refugios, que se hicieron obligatorios a inicios de los años de 1960, son parte de la identidad suiza como el chocolate, los bancos y los relojes, pero muchos los usan como depósito o bodega de vinos y olvidan su función original.
Con puertas de hormigón armado de unos 25 cm de espesor y muros igualmente imponentes, están construidos bajo edificios de cierto tamaño.
Los 365.000 refugios garantizan espacio para los 9 millones de habitantes del país.
Pero hay fuertes diferencias regionales y Ginebra, por ejemplo, tiene una tasa de cobertura de solo 75%.
Si en la ciudad a la orilla del lago Lemán, un propietario renuncia a construir un refugio, deberá pagar 800 francos (858 dólares) de tasa por un lugar público. El monto varía según el cantón.
Esos espacios sirven "particularmente en caso de bombardeo y ataque nuclear para estar protegido contra la onda expansiva y del aire exterior que estará nuclearizado", explicó a AFP Nicola Squillaci, jefe del servicio de protección civil y asuntos militares de Ginebra.
Los espacios se usan como bodega en tiempos de paz, y disponen de baños y camas listas para armar, y un sistema de ventilación que filtra el aire del exterior.
Son "una especie de cápsula con salidas seguras y una puerta principal que funciona como esclusa de aire. Si el edificio se derrumba, el refugio quedará intacto", aseguró Squillaci.
A diario sirven como almacenes, locales para asociaciones, alojamiento para el ejército, acogida temporal para solicitantes de asilo o después de desastres naturales... Pero deben poder vaciarse en cinco días o menos.
- "Estamos listos" -
Suiza no ha tenido que ordenar el uso de los refugios, ni siquiera después de la catástrofe nuclear de Chernóbil de 1986.
Con el conflicto en Ucrania volvieron a ser populares incluso si el escenario más plausible sigue siendo un incidente en una planta nuclear suiza.
Frente a la inquietud de la población, las autoridades publicaron el conteo de sitios y recordaron que deben estar equipados para vivir al menos una semana, mientras que los habitantes sin refugio privado buscan conocer el sitio que les corresponde en los colectivos.
Para tranquilizar a la población, Ginebra aceleró el ritmo de la inspección de los alojamientos.
"La situación geopolítica en Ucrania cambió un poco los paradigmas. Ha habido muchas preguntas legítimas de los ciudadanos", indicó Squillaci.
La ansiedad es la misma en la montaña, como en el cantón de Valais.
"La gente se da cuenta de que Ucrania está muy cerca. Las personas y las comunidades plantean muchas dudas" sobre los refugios, explicó a AFP Marie Claude Noth-Ecoeur, del Servicio de Seguridad Civil y Militar del cantón.
Para compensar la falta de refugios bajo las casas de montaña, Valais dispone de numerosos de carácter colectivo, al igual que Evionnaz, un pueblo de unos 1.000 habitantes que tiene un albergue para unas 700 personas, compuesto por 15 dormitorios en fila con literas de tres camas una al lado de otra.
En ese espacio protegido no hay una cocina.
"La Confederación nos pidió estar listos. Hoy estamos en estado de preparación, estamos listos para poner en funcionamiento" esos espacios, aseguró Noth-Ecoeur.
Pero la medida en la que Suiza será afectada por el uso de armas nucleares en el conflicto con Ucrania dependerá de la intensidad y la proximidad de los ataques.
"Los refugios pueden ofrecer a la población una cierta protección temporal contra los eventos de radiación. Una guerra nuclear a gran escala será siempre catastrófica y ningún Estado puede protegerse contra sus efectos", destacó el portavoz del departamento federal de Defensa, Andreas Bucher.
H.Giordano--IM