Il Messaggiere - La dificultad de dar digna sepultura a los emigrantes muertos camino a las Canarias

La dificultad de dar digna sepultura a los emigrantes muertos camino a las Canarias
La dificultad de dar digna sepultura a los emigrantes muertos camino a las Canarias / Foto: Desirée Martín - AFP

La dificultad de dar digna sepultura a los emigrantes muertos camino a las Canarias

"Aquí descansa un hermano que perdió la vida intentando alcanzar nuestras costas". En el cementerio de Agüimes, en las islas Canarias, unas placas doradas identifican los nichos donde reposan los cuerpos de 15 migrantes encontrados en un barco hace tres años.

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Bartolomé Gómez, el sepulturero del cementerio, escogió junto al cura las palabras que figuran en los nichos, que van del 3.326 al 3.340. "Así la gente sabe quién es" la persona enterrada en ese lugar, aunque no se conozca su identidad, explica.

"Encontraron la patera en alta mar. Estaban dentro de la patera, muertos ya. Muertos de hambre, de sed", cuenta, todavía emocionado al recordar a estos migrantes que fallecieron tratando de llegar a este archipiélago español situado frente a la costa noroeste de África.

Un ramo de flores violetas destaca en las columnas blancas de nichos. Un grupo de mujeres se encargan de traerlas. "Los pobres, no tienen quién se la ponga, se las ponen ellas", indica Gómez.

- Sin identificar -

María José Meilán, directora del Instituto de Medicina Legal de Las Palmas, recuerda muy bien esta embarcación que se convirtió en una tumba flotante.

En estas situaciones, los médicos forenses deben realizar un trabajo minucioso de colecta de elementos de identificación para que en caso de "que aparezca un familiar, podamos cotejar", explica.

Para ello, se toman fotos del cadáver, de cicatrices, tatuajes, heridas y de la cara. También se realiza un estudio dental y se recoge ADN. Las muestras son congeladas y conservadas. "En el 90 y mucho por ciento [de los casos], los cadáveres se quedan sin identificar y no son reclamados por nadie", relata la forense.

Después, las alcaldías de los puertos a los que llegan los cuerpos deben hacerse cargo de los entierros, detalla.

Pero algunos ayuntamientos son reacios a asumir ese gasto. La alcaldía de Mogán -de la que depende el puerto de Arguineguín, donde son conducidos muchos de los barcos recuperados por los rescatistas- dijo en septiembre que ya no quería pagar ninguno más.

Sin suficientes lugares de sepultura, el Instituto de Medicina Legal tuvo que conservar más de 50 cadáveres durante varios meses en 2020, una "situación caótica", recuerda Meilán.

- "Te echan mucho de menos" -

En el cementerio de San Lázaro, en Las Palmas, una placa situada sobre un montículo de tierra indica "Patera N4. 25.09.2022".

Un poco más lejos, en el lado musulmán, otra tumba cuenta una de las tragedias que quedó el mar, la del pequeño Mohamed, de apenas seis años, encontrado muerto en una embarcación en octubre de 2021. "Tu mamá, tu hermana y tu prima te quieren y te echan mucho de menos", se puede leer escrito en francés, en una hoja de papel plastificado.

En Mogán, en un rectángulo cubierto de tierra y algunos cactus, los cuerpos de 30 migrantes sin identificar están enterrados en una fosa común, sin placa, ni ninguna indicación. Otros dieciséis migrantes están enterrados en nichos, indicó la alcaldía a la AFP.

En diferentes lugares de la isla aparecen las huellas de otras olas migratorias, como en una explanada de Arinaga, convertida en un cementerio de pateras, donde se acumulan los cascos desvencijados de estas embarcaciones precarias.

Su interior es también el relato de los viajes desesperados que les trajeron hasta aquí, en los que todavía se pueden encontrar sandalias o zapatillas desparejadas y abandonadas a toda prisa durante el rescate en alta mar, latas de conserva, mochilas, bidones de plástico para el carburante o incluso un biberón.

- "Estoy vivo" -

"No le aconsejaría a nadie que hiciera este viaje", confiesa a la AFP Muller Emmanuel, un ghanés de 27 años que hace poco llegó a Las Palmas procedente de Marruecos, tras un día y medio en el mar.

"Estoy vivo", dice sonriendo el joven, que viajó en un barco, junto a otras 55 personas, que se rompió y fue llenándose de agua durante la travesía. En ese mar "grande", según lo describió, ya se quedaron algunos de sus amigos, entre ellos Jo, quien había intentado ese viaje dos semanas antes que él.

"Le estamos buscando, y no le encontramos", contó. "Hay gente que murió" en la patera en la que viajaba él. "Creo que él es uno de ellos", relata.

Entre los naufragios de los que nadie tiene constancia y los cadáveres lanzados al mar, es muy difícil tener una cifra exacta de cuántas personas mueren en estas travesías. Pero según María José Meilán, "el 80% de los fallecidos se quedan en el agua".

De acuerdo con la ONG española Caminando Fronteras, que se basa en las llamadas de urgencia de los clandestinos en el mar o de sus seres queridos, más de 7.800 migrantes murieron entre 2018 y 2022 tratando de llegar a Canarias. En el primer semestre de 2023, fueron 778.

E.Mancini--IM